El herpes labial, también conocido vulgarmente como calenturas labiales, es una infección causada por el virus del herpes simple. Existen dos tipos de virus del herpes simple: tipo 1 (VHS-1) y tipo 2 (VHS-2).
El tipo 1 (VHS-1) principalmente causa leves infecciones orales, como el herpes labial, aunque, con poca frecuencia, también puede causar otras más graves como la queratitis o la meningoencefalitis. El tipo 2 (VHS-2) está más relacionado con infecciones genitales, aunque también puede provocar herpes labial.
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Se calcula que el 67% de la población mundial menor de 50 años está infectada por el VHS-1.
El virus se contagia fácilmente por contacto físico con la herida de personas con un brote activo de la enfermedad. El contacto puede ser boca a boca, por la saliva, con la mano o cara, etc. Si bien el virus puede contagiarse en personas asintomáticas, el grado de transmisión es mucho mayor en personas con infección activa. Incluso hay casos de transmisión del virus VHS-1 de madre a recién nacido, aunque es mucho menos frecuente.
Para prevenir el contagio, se recomienda que las personas con herpes labial activo eviten el contacto directo bucal o por la saliva (por ejemplo, compartiendo un vaso) con otras personas.
La infección suele ser asintomática, por lo que la mayoría de la población no es consciente de padecerla. El virus permanece latente durante largos periodos de tiempo y en determinadas ocasiones, se reactiva la infección.
Cuando la infección está activa el primer síntoma suele ser el picor o quemazón en la zona donde posteriormente, aproximadamente a los 2 días, aparecerán las ampollas o vesículas. Estas ampollas están llenas de líquidos y son pequeñas (1-10 mm) y dolorosas. Al cabo de 8-15 días se suele producir su rotura, sin que quede cicatriz.
La frecuencia de las recurrencias de herpes labial varía de una persona a otra. Existen determinados factores que pueden predisponer a su reaparición, que principalmente implican un debilitamiento del sistema inmune, como pueden ser:
- Estrés y/o ansiedad
- Variaciones hormonales (menstruación, embarazo)
- Agotamiento
- Exposición prolongada a la luz (quemaduras)
- Enfermedades como la gripe y el resfriado, por la bajada de las defensas
La persona infectada tendrá el virus para toda la vida, ya que no existe una cura para la infección. El tratamiento está orientado a reducir la intensidad y/o frecuencia de los síntomas mediante la inhibición del ciclo de replicación del virus, y por ello suele incluir el uso de antivirales como el aciclovir, penciclovir, famciclovir o valaciclovir.
En un pequeño porcentaje de la población, aproximadamente el 1%, la primoinfección produce gingivoestomatitis herpética primaria (GHPA).
La GHPA ocurre fundamentalmente en niños con edades comprendidas entre los 6 meses y los 5 años y en ocasiones puede afectar a adolescentes y adultos. Inicialmente se forman pequeñas vesículas que aparecen en distintas zonas de la cavidad bucal, y posteriormente aparecen síntomas similares a una gingivitis severa.
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Al poco tiempo, las vesículas pueden romperse y formar úlceras dolorosas. Puede cursar también con fiebre, linfadenopatía y mialgia. Los síntomas pueden agravarse por la acumulación de placa bacteriana. La sintomatología suele remitir de forma espontánea tras 7-10 días. El tratamiento para la GHPA es fundamentalmente paliativo. Actualmente, se está investigando el desarrollo de vacunas frente a VHS-1 y VHS-2 para prevenir la infección.